Liderazgo bajo presión

Gestión del cambio y liderazgo bajo presión

Publicado el: 19 abril 2021Categorías: Liderazgo

Durante este último año, todos hemos tenido que hacer esfuerzos para adaptarnos a los cambios derivados de la Covid-19. Llevado al ámbito de la empresa, la nueva situación ha tensionado a las organizaciones exigiendo da una respuesta a la singular situación en un tiempo récord. Saber gestionar los cambios y trabajar bajo presión son más que nunca los retos a los que tienen que enfrentarse las organizaciones y sus líderes.

 

Gestión del cambio, ¿qué es?

La gestión del cambio es un proceso estructurado que nos ayuda a abordar situaciones de transformación hacia una nueva realidad o etapa. La correcta gestión de cualquier cambio ayuda aceptarlo y asimilarlo de modo que organizaciones y personas consigan adaptarse y evolucionar.

 

¿Por qué la gestión del cambio es importante para un buen liderazgo?

Vivimos en un mundo de cambios continuos, ahora más que nunca estamos sometidos a la presión de una sociedad de demanda constante e instantánea y esto repercute en nuestros hábitos de consumo, lo que exige a las empresas un ritmo de renovación interna frenético y, una buena gestión del cambio es un factor clave para un liderazgo de éxito.

Las compañías con más poder en el mercado son aquellas que han sabido renovarse, transformarse y evitar el estancamiento. Kodak es un claro ejemplo, la fotografía digital supuso un reto nuevo para la empresa, pero que no supieron resolver a tiempo este gran cambio.

Los cambios pueden ser internos o externos.

    • Interno

Será el que afecte a la gestión interna de la empresa, es decir, cambios dentro de los equipos, un nuevo producto que queremos sacar al mercado, una nueva estrategia que requiere de una restructuración de la plantilla, etc.

    • Externo

Debemos estar al día de los cambios en el sector competitivo de nuestra empresa, la economía, las novedades tecnológicas, nuevos competidores, etc.

Todo esto puede afectarnos, por lo que debemos estar atentos y, sobre todo, preparados para cualquier cambio que esto pueda requerir. La anticipación es clave.
 

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Gestión del cambio: Dificultades y fases

Es importante hablar de John Kotter cuando hablamos de gestión del cambio. En su libro, Liderando el Cambio, Kotter explica las ocho etapas del cambio.

 

    1. Crear sentido de urgencia

Es importante reconocer la oportunidad con agilidad y transmitir lo antes posible la propuesta a nuestro equipo. Para esto, debemos hacerlo de la forma más sencilla y de manera que todos entiendan la necesidad de sumergirse en este nuevo proyecto. Debemos mostrarles en qué nos beneficia y por qué queremos implementar esta nueva idea, contando que previsiones tendremos a medio-largo plazo.

    1. Formar una coalición

El líder debe buscar apoyos dentro de la empresa y le ayuden a transmitir sus ideas. Este grupo de apoyo debe ser representativo para las personas que van a estar involucradas en el cambio, si es posible, será beneficioso que sean de distintos departamentos. Las personas elegidas deben creer en el proyecto y transmitir esto a sus compañeros.

    1. Crear la visión

La visión es el objetivo que queremos conseguir y la situación que queremos alcanzar después de realizar el cambio. La visión que creemos debe ser fácil de entender, fácil de comunicar y también fácil de recordar. De esta forma la información llegará a las personas involucradas de forma sencilla, lo que evita la frustración de no entender la misión y perder el interés en ella.

    1. Comunicar la visión

Cuando ya tenemos clara la visión y su mensaje, debemos comunicarla al resto del equipo. Es frecuente y natural encontrar resistencia dentro de la organización, puede que existan desacuerdo o reticencia al cambio. Para ello debemos poner esfuerzo en disipar las dudas que pueda haber, recalcar y recordar constantemente el mensaje para disipar los temores al cambio.

    1. Superar los obstáculos

A pesar de nuestros esfuerzos durante todo el proceso, es natural seguir encontrando obstáculos y personas que no acepten bien este cambio. Debemos identificarlas y encargarnos de hacerlas participes y conscientes de los beneficios que supone la nueva mudanza. Es importante también porque puede desmotivar a los demás, no debemos perder de vista a los que se están negando a aceptar esta situación.

    1. Asegurar éxitos a corto plazo

Para mantener la motivación, debemos marcar pequeñas metas a lo largo del proceso, ya que normalmente suelen ser largos y a veces, demora mucho el tiempo en que reflejan resultados. Por eso, hablaremos de las pequeñas victorias que vamos logrando, reconociendo siempre y agradeciendo a las personas que están involucradas en ello.

    1. Crecer sobre el cambio ya generado

Debemos recordar siempre que es un proceso largo el que estamos llevando a cabo, y que las pequeñas victorias no significan que el éxito esté asegurado por completo. Hay que mantener la vigilancia y evitar que nuestro equipo se desmorone ante cualquier adversidad o error.

    1. Fijar los cambios

Superado con éxito el primer cambio, debemos anticiparnos y volver a empezar. Una vez reconocida la importancia de no estancarse por todos los componentes del equipo, y aprovechando que ya conocen y saben que proceso conlleva el cambio, debemos continuar en esta línea hacia un liderazgo de éxito.

 

¿Cómo liderar bajo presión?

Una vez examinada la gestión del cambio, la importancia de esta y que fases debemos seguir, debemos tener en cuenta la presión a la que vamos a estar sometidos como líderes.

Tener todo bajo control, anticiparse, resolver los problemas que puedan surgir en el proceso del cambio y conseguir el éxito de nuestro proyecto supone un estrés constante, por ello es conveniente tener en cuenta las siguientes pautas:

    • Mantener la calma

Es importante saber mantener la calma, un líder debe saber controlar sus nervios y poner todo en perspectiva. Reflexionar y analizar la situación puede ayudarnos a tener un control mayor y así relajar la tensión

    • Confiar en nuestro equipo

Debemos apoyarnos y confiar en nuestro equipo, aunque seamos la cabeza visible, formamos parte de manera directa, por lo tanto, nuestra relación debe ser cercana y de confianza.

    • Buena comunicación

Para que el trabajo en equipo fluya, debemos tener una buena comunicación. Transmitir un mensaje claro y, sobre todo, transparente, para que el equipo sienta que puede confiar en su líder.

    • Trabajar la empatía

Es fundamental ponernos en el lugar de los demás. Intentar entenderlos y salir de nuestra posición mental de líderes por un momento, nos ayudará a reconocer las necesidades y problemas de los componentes de nuestro equipo.

    • Buena disposición

Debemos estar preparados para cualquier adversidad, nuestra posición requiere de responsabilidad y saber enfrentar las adversidades con la mejor actitud posible. Debemos transmitir a los demás confianza y carácter ante las situaciones difíciles, esto ayudará a los demás a encontrar motivación e inspiración en sus líderes.

En resumen, liderar no es una tarea sencilla, mucho menos en situaciones extremas. Nos debemos preparar y formar para hacerlo de la mejor manera posible, buscando ayuda en profesionales que nos puedan asesorar.
 

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