Suelo pegajoso
Suelo pegajoso
La desigualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral ha hecho que escuchemos con normalidad expresiones como “techo de cristal” y “suelo pegajoso” o “sticky floor”. La primera hace referencia a la dificultad a la que se enfrentan las mujeres a la hora de acceder a puestos de responsabilidad dentro de una empresa, ya que siguen estando dominados por hombres, pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de suelo de barro? ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
¿Qué es el suelo pegajoso o sticky floor?
Cuando usamos la expresión “suelo pegajoso”, “sticky floor” o “suelo de barro” hacemos referencia al hecho de que los puestos de trabajo más bajos de la pirámide siguen siendo desempeñados por mujeres en su gran mayoría. Dichas ocupaciones son las más precarias, peor remuneradas, se consideran “peores” en la sociedad y además requieren menor cualificación.
En otras palabras, el suelo pegajoso hace referencia a las dificultades que tienen las mujeres en comparación con los hombres para abandonar los puestos de trabajo más precarios, con mayor temporalidad y peor remuneración, para ascender en el mercado laboral.
Es una realidad que hay ocupaciones que se han feminizado con el paso del tiempo y se da por hecho que son desempeñados por mujeres, entre ellos los que tienen que ver con los cuidados como las amas de casa y las cuidadoras de personas dependientes. Estas tareas, también consideradas trabajo invisible, dificultan los ascensos en el ámbito laboral de las féminas e incluso el acceso a los empleos remunerados. A nivel mundial, tres de cada cuatro trabajadores domésticos son mujeres y ganan poco más de la mitad del salario medio mensual de los empleados de otros sectores, según el informe “Making decent work a reality for domestic workers” de la Organización Nacional de las Naciones Unidas (ONU).
Los sectores peor pagados, como la educación y los servicios, son ocupados en la gran mayoría por mujeres, mientras que otros considerados como más “prestigiosos”, como la informática, la ingeniería y las telecomunicaciones, permanecen masculinizados y cuentan con más presencia de hombres que de mujeres en sus plantillas.
Otro de los problemas a los que se enfrentan las mujeres es que acceden a más contratos temporales y a tiempo parcial que a los hombres, lo que les dificulta triunfar y desarrollar una carrera profesional en igualdad de condiciones. Por todas las razones que hemos citado anteriormente, se considera que muchas féminas están estancadas o pegadas en el suelo del ámbito laboral, o base de la pirámide, solo por el hecho de ser mujeres, y de ahí el término “sticky floor” o “suelo pegajoso”.
¿Cómo afecta el “suelo pegajoso” al empleo femenino?
El sector femenino asume las mayores responsabilidades en el ámbito privado. De hecho, según el informe “Las desigualdades y el mundo del trabajo” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres dedican una media de cuatro horas y 25 minutos al día a tareas de cuidado no remuneradas, mientras que los hombres dedican una hora y 23 minutos a estas mismas actividades.
Entre los datos que demuestran que el “suelo pegajoso” es una realidad en nuestro día a día está el IRPF. A través de la función de densidad de en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, vemos que las mujeres se concentran en los escalones más bajos de la tarifa del Territorio Fiscal Común.
Además, la conciliación familiar limita a las mujeres a la hora de acceder a puestos mejores ya que les resulta más complicado formarse fuera del horario de trabajo, realizar viajes… etc. Es por ello por lo que, en muchas ocasiones, las mujeres acaban ocupando puestos a media jornada y peor remunerados porque les permite compaginar su vida laboral con la personal y familiar.
Las mujeres, tradicionalmente, han sido quienes asumen el cuidado y crianza de los hijos. Es por eso que, aún en la actualidad, cuando una pareja tiene un hijo, en muchas ocasiones sigue siendo la mujer la que abandona su puesto de trabajo, pide una excedencia o solicita una reducción de la jornada para hacerse cargo del bebé, algo que puede limitar también sus opciones de crecimiento profesional. Solo el 59,1% de mujeres con tres o más hijos está trabajando, mientras que la tasa de ocupación de los varones con tres o más hijos no desciende, sino que incluso aumenta al 86,7%.
Gran parte del problema, tanto del suelo pegajoso como del techo de cristal, proviene de convenciones sociales fuertemente arraigadas que requieren de un necesario cambio cultural hacia la igualdad de género que podemos conseguir través de políticas empresariales y gubernamentales adecuadas.
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